domingo, 13 de diciembre de 2009

El hombre de los recuerdos

Tú, hombre de los recuerdos, ven aquí. ¿Te piensas que no noto tu presencia?¿Que no sé que me sigues en la distancia? Eres ridículo, y un cobarde que no se atreve a atacarme de frente. Ven aquí, delante mía, vente tan cerca que puedas sentir mi aliento caliente mientras te digo que no te tengo miedo.
¿Quién te piensas que eres? Ya no eres nada para mí. He saludado tímidamente a la muerte en varias ocasiones; he visto como el cáncer degradaba a gente muy cercana a mí; personas que creía que me querían me han repudiado por dinero y me han acusado de loco; he conocido gente cuyos padres han muerto asesinados en la guerra, o que han sido violados repetidamente por familiares, o que vivían sin hogar por causa de una cruel injusticia... Tú eres un pingajo, un simple grano en el culo, en comparación con todo eso.
Ya no eres nada para mí, eres menos que un fantasma, menos que un suspiro. Anda, y si no quieres seguir haciendo el ridículo, desaparece de una vez.